Respecto a la afición de restaurar



Desde pequeño sentía pasión por los coches, como es casi normal entre los niños. (Recreaba cómo construirme mi propio coche) Eso, unido a la curiosidad que siempre he sentido por cómo funcionan las cosas, hizo que aún me apasionara más la mecánica. Recuerdo incluso que unas vacaciones de verano, estuve de aprendiz (lavando piezas con gasolina) en un taller de mecánica, al que mi padre llevaba sus coches. Aprendí a circular con 16 años, y antes de los 18 debuté colaborando de segundo en la reparación (pistones, segmentos, sustitución de embrague) del motor de un seat 124 de la madre de un amigo. 

Siempre me he considerado atrevido, y no me he puesto muchos límites, lo que quizás ha permitido que pueda meterme a hacer cosas para las que no tengo una formación específica. Observo, deduzco, me documento, pruebo, y a veces sale bien. Lo cierto es que la pasión que pongo en el asunto, me hace salir airoso muchas veces. Los fallos y errores que cometo, lejos de suponer una frustración, son una oportunidad para aprender más. Es parte del proceso, y si no lo puedes ver así, mejor no aventurarse.

Mi primer proyecto de restauración de un vehículo clásico fue una furgoneta VW del año 1960 (Bully) Me costó un año encontrarla, y  con ella estuve otros cuatro años, teniendo que pararlo cuando estaba en un 60% de ejecución. Ahí quedó parada la vieja VW, oxidándose todo lo que ya se había saneado previamente. Con ella aprendí a soldar chapa con MIG (ahora quiero aprender TIG), a pulir, a imprimar, a organizar un proyecto, localizar repuestos... Me quedan los buenos recuerdos y tres puntos de sutura en la frente, por la brecha que me produjo la caja de la dirección al caer sobre mí, debajo del coche, en un desesperado intento por sacarla. (Inexperiencia + impaciencia= accidente) Por supuesto, también me queda mucha pena de haberme desprendido de ella, pero surgió la oportunidad, y me molestaba verla "morir" todos los días a la intemperie.

Con la Bully también aprendí que una restauración es lenta, y que hay que disfrutarla. Nada de prisas por terminar. En mi caso, no tendré nunca "un cliente esperando". Eso sí... el proyecto deberá estar a cubierto de la intemperie.


Restaurar un vehículo clásico. ¿Qué sentido puede tener?

Soy muy respetuoso con las aficiones de los demás, porque entiendo que restaurar un coche, empleando para ello algunos fines de semana, ahorros y tiempo, puede parecer una soberana tontería para finalmente tener un montón de chatarra sobre cuatro ruedas que además no sirve para nada productivo y que cuesta dinero. Mi visión, obviamente, varía un poco: 

Sé que no es productivo en términos prácticos, pero a mí me satisface darme un paseo en un vehículo que prácticamente he reconstruido, y que tiene una alta dosis de dedicación, cariño, pasión, y con el que sobre todo, he aprendido a hacer muchas cosas. Eso ya de por sí, es productivo, porque hace que se consolide un aspecto importante de mi vida. 

Por otro lado, durante el proceso de restauración, tienes la oportunidad de descubrir cómo pensaban los ingenieros cuando diseñaron el vehículo, esto es muy curioso, y ya sabemos que nada tiene que ver la mentalidad de diferentes nacionalidades. Un coche inglés, tiene un encanto que jamás tendrá un americano o un alemán. Eso en cuanto a líneas y detalles, pero la mecánica no es algo muy diferente. (Este es un mundo rodeado de mitos y leyendas sobre la mecánica) Todos tienen su encanto. 

Durante el retiro en mi taller, se desvanecen todos los pensamientos relacionados con el trabajo o con la vida más cotidiana, incluso los rumiantes nocivos (¿Quien no los tiene?). Además tengo mi punto de conexión con el exterior para buscar información técnica y para conectarme a las emisoras de Jazz y Country del Spotify. (Viene a tener un resultado muy parecido al de una meditación, pero prolongado en toda una tarde de sábado, por ejemplo)

No todo es intuición y observación: Hay que documentarse - todo lleva una parte de teoría y otra de práctica intuitiva- Disponer del famoso Manual de automóviles de Arias Paz es algo fundamental para un mecánico de fin de semana (Por un regalo, tengo incluso una versión de tractores) Además, están los libros de restauración, los manuales de servicio, y por supuesto, la experiencia de otros atrevidos, que contribuyen en la red y a los que hay que agradecerles su interés. (Ojito, porque normalmente hay que procesar bien esa información)




Conclusión: 

Lo hago porque me hace crecer personalmente, porque detrás hay una historia, porque me evade de aquello cotidiano que nos anula, y porque además de todo esto... me gusta la mecánica y los trabajos manuales.

No es mi única afición: Me gusta la cocina, leer, pasar buenas veladas con mis amigos y compartir un buen vino. Cosas de la vida... detesto el fútbol. Hay gustos para todo.



Diferentes tipos de restauradores. Profesionales y amateurs.

Dejando casi a un lado al restaurador profesional, que lo dividiría en dos tipos al menos, el "broker" de coches clásicos, que compra y vende, maquillándolo (incluso bien) y que por lo general no intervienen directamente en la reparación, sino que se la encargan a terceros y el restaurador profesional que se mete en un proyecto a fondo, haciendo de esto su medio de vida. En España, aún no creo que haya un gran número de los segundos, pero en el Reino Unido, parece que hay varios profesionales que se dedican a este oficio.

El restaurador amateur es una especie diferente. No se persigue hacer un negocio, ni ganar dinero (otra cosa es que sumando facturas, vendas un coche que has restaurado y además le ganes algo, pero lo normal es perder, sobre todo si tienes en cuanta las horas invertidas) La idea inicial no es la de vender, pero sería imposible mantener y guardar todos los coches restaurados.

Dentro de la categoría amateur, existe el purista, que ejecuta el proyecto con fidelidad del original (o toda la posible, porque ya no existen algunos materiales empleados en la fabricación, o por motivos de seguridad vial) Incluso los colores del coche se respetan, intentando no salirse de la gama de los del modelo a restaurar. Todo debe de ser como cuando ese coche se fabricó. Nada de invenciones, nada de injertos. Salvo excepciones, jamás repite coche. Particularmente, me parece que excepto algunas licencias, esta es la opción más cercana a la que yo elijo para desarollar mi afición.

Por otro lado, está el amateur al que no le importa cómo debe de ser la restauración del coche, o que rellena grandes huecos con masilla o fibra para enmascarar zonas de corrosión, montan un motor diferente, más moderno, o peor aún, "tunean" el coche (esto último me parece una barbaridad) Todo vale, el presupuesto el mínimo, y por lo general, lo que hacen es destruir la base para un bonito proyecto. El único fin es disfrutar del coche cuanto antes y al menor precio posible.


Coste

Efectivamente, existe un coste. Los vehículos base no suelen ser muy baratos, tampoco las herramientas ni los repuestos.

Aún así... las herramientas son una inversión que se va haciendo durante el paso de los años, poco a poco, y para el resto, sí es cierto que hay que hacer frente a unos gastos.

Además... la variable tiempo es indeterminada. Se puede esperar a tener ahorrado un dinero extra, destinado a comprar repuestos, o simplemente a enviar a reparar una caja de cambios, o lacar el coche. ¿Productivo? Yo no lo he visto nunca así en el plano amateur, pero sí... podría llegar a serlo.

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